Ha sido un verano al revés. Sin demasiadas olas de calor en las zonas que más las padecen, como España, pero con un calor inusitado en todo el centro y el norte de Europa. La sequía ha afectado a la agricultura de países como Polonia, y ha provocado grandes incendios en los países bálticos o nórdicos. Incluso ha cambiado el color de Europa desde el espacio: de un verde potente a un amarillo amarronado que demuestra la falta de lluvias.