Moverse en bicicleta por las ciudades europeas es una práctica cada vez más común a la vez que ecológica. Gobiernos como los de Bélgica, Países Bajos, el Reino Unido y Francia contemplan una serie de incentivos económicos para las empresas y trabajadores que fomenten este transporte urbano. Además, diversos estudios exponen los beneficios financieros y medioambientales de esta práctica.
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