CRISTÓBAL GABARRÓN: “EN EUROPA ESTAMOS DESAPROVECHANDO EL VALOR DE LA CULTURA Y SOMOS UNA GRAN POTENCIA”

Nació en Mula, Murcia. Dedicado a la pintura de forma ininterrumpida, en 1964 ofreció su primera muestra compuesta por cuadros figurativos influido principalmente por la naturaleza y el entorno rural de los campos de Castilla, sin embargo, rápidamente evolucionó hacía la abstracción, pasando por el informalismo, hasta crear un estilo de pintura propio. A partir de esa experiencia las exposiciones se suceden en toda España e inmediatamente después comienzan las muestras en el extranjero. Desde aquellos 70, cuando comienza a darse a conocer, su prestigio irá incrementándose hasta llegar a ser considerado en la actualidad, por la crítica internacional, como uno de los creadores más representativos de las últimas generaciones de artistas españoles. Vive en Nueva York, aunque pasa largas temporadas en Valladolid. Deseoso de revertir a la sociedad parte de lo que ésta le había dado, ha auspiciado desde el año 1992 la progresiva creación de tres fundaciones, en Valladolid, Nueva York y Murcia, donde su deseo principal es devolver a la sociedad, por medio de la realización de actividades artísticas y culturales, creando conciencia a través de las artes.

¿Cómo se le ocurrió el proyecto “Ámbito”?, ¿qué objetivos tenía cuando lo concibió?

“Ámbito” es un proyecto que se inició el año pasado, pese a que yo llevaba ya tiempo interesado en hacer algo sobre la unión de las artes, algo que se basa en si podemos crear desde la improvisación, con la mente vacía, no desde el ambiente del estudio, que es más el lugar de creación de un proyecto más pensado, y además hacerlo en colaboración con distintas expresiones artísticas, música, danza, poesía, pintura… En segundo lugar, se trataba de ser capaces de hacerlo no solo para nosotros los artistas, sino como contribución a la comunidad, a las instituciones, a la sociedad, en suma. Aprovechando que se cumplía el 30 aniversario de la puesta en marcha de nuestra Fundación para la promoción del arte, de los jóvenes artistas, tanto en España como en EE.UU., se me ocurrió crear una especie de notaría, a lo largo de dos años, que ahora será un poco más por las circunstancias de la guerra, con representaciones cada mes, en distintos países con artistas de cada lugar. Yo siempre pinto un lienzo de 2x3, una misma medida, una tela única. Cada artista crea según su criterio, pero nos ayudamos entre todos, colaboramos en el momento creativo. Siempre sobre temas de fondo, como la naturaleza, la economía…

La primera experiencia era trascendental para la suerte del proyecto, para saber si éramos capaces o no de hacer algo así. Elegí Mula, mi pueblo, en medio de las montañas en Murcia, era también una forma de no priorizar ningún país para empezar, empezamos por el lugar donde yo nací y además en el momento de la floración de los almendros, que dura una semana. Había que acertar en el día, solo teníamos cuatro días para montar y además llovió, lo que nunca pasa en mi tierra y complicó al extremo el montaje de todo. El público que también interactúa con los artistas eran unas cuarenta personas del tejido social local y que finalmente se les pregunta sobre la experiencia vivida. Encontramos allí el hilo conductor del proyecto, en el espacio, en los sonidos… Hubo mucha emoción porque además esa misma noche supimos que Rusia había atacado a Ucrania, lo que provocó mucho más la creación.

Y ahora, ¿por qué Bruselas?

Yo estoy muy interesado en el puente, en la relación de Europa con Iberoamérica, siempre he dicho que España tenía que haber hecho mucho más por acercar a los europeos a los iberoamericanos, a reconocer su creación, su rica realidad. Tenemos que volcarnos con Latinoamérica. Por eso hemos hecho coincidir “Ámbito” en Bruselas con la celebración de la Cumbre de la Unión Europea y los países latinoamericanos de CELAC. Era también la forma de ser notario, testigo de esa cita, además, coincidiendo con la presidencia española de la UE.

¿Qué metas ha alcanzado hasta la fecha?

Ya hemos estado en la India, Egipto, Malta, Berlín y ahora vamos a Venecia el 9 de septiembre. La idea es ir por todo el mundo con el proyecto para recoger un patrimonio artístico que queda grabado y recogido en materiales creativos, que posteriormente estarán expuestos de forma permanente y para su consulta por todo el que quiera en un gran espacio físico, con todos los murales, todos los vídeos y fotografías de las distintas representaciones, con todos los recursos artísticos, con una finalidad primordial educativa, empezando por los niños. Afortunadamente, ya tenemos dos ofertas de países que quieren albergarlo. Hay que tener en cuenta que en “Ámbito” cada sesión dura desde dos horas y medio a casi seis horas, no está limitado, depende de los propios artistas y su improvisación en cada momento. Tenemos también un equipo de psicólogos que se ocupan de esa parte de la neurociencia que va explicando las sensaciones que tiene el artista cuando improvisa, de la importancia de la colaboración con otros artistas en ese momento. No es como en un museo o una exposición, que pasas a ver un cuadro, con mayor o menor atención, estás siendo participe de la propia creación.

¿Cree que es posible una política cultural y del arte europeo o por la singularidad de cada país de la UE es difícil llegar a esa postura común?

Precisamente “Ámbito” demuestra que en el arte y en todo en la vida, somos capaces de salvaguardar nuestra personalidad, nuestro modo de ser y de pensar, con la colaboración, la ayuda y la suma de esa diversidad. No se tienen porqué perder las señas de identidad por conjuntar para ofrecer no solo dentro de la Unión, sino fuera al mundo, la cultura que representamos. Al final es también la forma de sumar recursos, los medios que se invierten en torno a la cultura. No hay más que fijarse en EE.UU. en su forma de actuar, tienen más capacidad que nosotros de competir y eso hay que contrarrestarlo estando más unidos. No quiero ser crítico, sino constructivo, yo soy enormemente positivo siempre, pero es cierto que la cultura está desaprovechada en Europa porque creo, de verdad, que somos una gran potencia.

¿Cómo debe afrontarse el mecenazgo, en un país como España y, en general en Europa?

Desde el inicio de la democracia todos los partidos han hablado de una ley de mecenazgo, tipo americano, pero nunca se ha cumplido esa promesa. En cultura, pero también en ciencia, en investigación, en sanidad y muchas otras facetas, es imprescindible la aportación privada, el dinero que viene de la sociedad civil. Lo público es importantísimo, pero tiene que hacer posible la colaboración privada también. El papel de las fundaciones es fundamental y Europa, no solo España, debería liderar una legislación en la línea de la política de mecenazgo que tiene EE.UU.