Maciej Stasiński: "Europa debe cuidar sola de sus intereses si Trump sigue actuando por capricho"

Maciej Stasiński, periodista del diario polaco Gazeta Wyborcza desde 1997 y miembro asociado de EditoRed , analiza el papel de Europa, la OTAN y Estados Unidos en la guerra de Ucrania. En esta conversación con Aquí Europa , Stasiński advierte sobre el riesgo de dejar a Ucrania a merced de una Rusia imperialista y un Estados Unidos cada vez más volátil bajo el liderazgo de Donald Trump. Defiende el refuerzo de la autonomía estratégica europea y aboga por invitar formalmente a Ucrania a integrarse en la Unión Europea. Aquí Europa – Empecemos con la situación que, desgraciadamente, representa ahora mismo el este de Europa. Son también vecinos vuestros, de Polonia. ¿C ómo ve la situación actualmente, cómo ves a Ucrania y, ¿cuáles cree que son los mayores retos de Ucrania ahora mismo en sus relaciones con la UE? Maciej Stasiński – La situación de Ucrania en este momento, aunque no soy experto en temas militares y logísticos —que en definitiva son los que definen exactamente el momento actual de Ucrania en esta guerra contra la invasión rusa—, yo la definiría como precaria. Es decir, no estamos seguros de cómo está el asunto. El frente de guerra, que tiene muchos cientos, casi 2000 kilómetros en Ucrania, está más o menos estancado. Ahora, el potencial militar de ambas partes es desigual. Rusia tiene recursos militares, y sobre todo humanos, mucho más grandes que Ucrania. Y además los aprovecha de una forma bestial. Es decir, las vidas humanas para el presidente ruso no cuentan. Él es capaz de enviar cuantos soldados hagan falta para mantener esta guerra. Después de casi tres años, este frente estancado significa que ni Ucrania es capaz de empujar y derrotar a Rusia y recuperar, de momento, los territorios anexionados violentamente por Rusia, ni Rusia es capaz de avanzar más de lo que ya ha avanzado. Militarmente, la situación está así, pero políticamente está cambiando. Y está cambiando drásticamente a raíz de la segunda legislatura de Donald Trump, que se ha convertido, dicho en plata, prácticamente en aliado del presidente de Rusia, Putin. Contra todo pronóstico y contra toda evidencia, el Occidente democrático —la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos— ha estado siempre, en los últimos tres años, al lado de la víctima y no del verdugo. Con Trump las cosas han cambiado. Ya no hace falta que yo recuerde a nuestros oyentes y al público cómo pretendió humillar al presidente ucraniano Zelensky en la Casa Blanca hace un mes, más o menos. Fue tremendo oír cómo el presidente de Estados Unidos está dispuesto no solo a rectificar su apoyo a Ucrania, sino que trataba a Ucrania como un pobre cliente que no solo debe agradecer, sino realmente capitular ante Rusia, porque así lo desea el amo de la Casa Blanca. Esto fue un espectáculo que, para todo demócrata occidental —tanto polaco como europeo o de cualquier otro país—, resultó realmente esperpéntico. Las consecuencias de esta nueva postura de Estados Unidos es un trato mucho más favorable al agresor, al invasor, que al agredido e invadido. El plan de paz... no sabemos si existe. El proyecto de un cese de fuego inmediato que intentó imponer Donald Trump a Ucrania no funcionó. No funcionó porque no estaba dispuesto a aceptarlo, sobre todo, su amigo Vladimir Putin, que exige muchas más condiciones políticas y militares a largo plazo, tanto a Europa como a Ucrania, para aceptar un alto el fuego. Con lo cual, todo ese sueño, anunciado a bombo y platillo por Donald Trump, de que haría la paz en 24 horas una vez tomara el poder en Washington, se esfumó como humo. No existe, entonces, ningún cese de fuego. Ucrania resiste tanto la presión militar de Rusia como las tremendas presiones políticas y económicas de Estados Unidos, que —dicho sea de paso— además pretende, en esa situación, arrancar concesiones económicas importantes de Ucrania. Por ejemplo, cederle la explotación de sus tierras, donde están los llamados metales raros. Esto también es un intento de humillar aún más al agredido, exigiéndole concesiones económicas a futuro a un país que lleva ya tres años sufriendo una guerra tremenda. Dicho esto, Ucrania no está dispuesta a aceptar todas esas condiciones. Putin se siente más fuerte debido a su alianza práctica con Trump y cree que está en condiciones de dictar condiciones. Y un último elemento de mi respuesta: en esta situación, lo que debe hacer —y está haciendo— Europa es erigirse en el principal garante de la seguridad militar y política de Ucrania, ante la ausencia, o mejor dicho, la deserción, del que era su aliado más importante: Estados Unidos, tanto dentro como fuera de la OTAN. Se está hablando ya no solo de sostener o aumentar la ayuda económica y militar a Ucrania, sino también de formar, en una perspectiva quizá lejana, unas fuerzas armadas europeas, e incluso de enviar fuerzas de paz europeas, movilizadas por los países de la Unión Europea, para sostener y salvaguardar un eventual cese de fuego entre las partes. Yo creo que esta es una dirección adecuada, necesaria, imprescindible. Porque a Ucrania no la podemos dejar, nosotros los europeos, sola, a merced de un mercader como Trump y un agresor imperialista como Putin. Aquí Europa – ¿ H asta qué punto cree que la UE y la OTAN van a poder reafirmar de alguna forma su capacidad y van a ayudar verdaderamente a Ucrania? Y, además, si puede, ¿cuál es tu evaluación del comportamiento de la UE y la OTAN en estos últimos dos años y medio? Maciej Stasiński – No puedo hacer conjeturas. Lo que sí sé es lo que se debe hacer. Es necesario hacerlo. Es la razón de ser de las democracias occidentales, de la Unión Europea y de la OTAN: resistir la agresión imperialista de Putin. Y hacerlo también de cara a posibles futuras agresiones, a las que seguramente no renunciaría si lograra vencer la resistencia de Ucrania. Entonces, no solo es un deber y una razón de ser, sino también una posibilidad, para mí, absolutamente viable. La Unión Europea es el polo más rico del mundo. Son más de 500 millones de habitantes con un nivel de bienestar y de ingresos per cápita seguramente sin par en el mundo. Ni China, ni Japón, ni siquiera Estados Unidos son comparables en ese sentido. Es una región del mundo muy rica. Y es una región donde se protege y se cuida la democracia liberal, en contra de las tendencias o aspiraciones imperialistas y dictatoriales de quien sea. Es un baluarte de la democracia liberal tal como la concebimos y sostenemos en Occidente. A mi modo de ver, la verdadera pregunta no es si Europa puede, hasta dónde puede o hasta cuándo puede mantener su apoyo económico y militar a Ucrania. La verdadera pregunta es si tiene la voluntad política de reafirmar ese apoyo y de conseguir ese objetivo. Todo, insisto, depende exclusivamente de la voluntad política. Por el momento, parece que esa voluntad se mantiene, e incluso puede que esté más acentuada ahora que hace medio año, cuando toda Europa contaba con el respaldo y la alianza inquebrantable de Estados Unidos. Ahora ya no podemos tener la certeza de que ese papel de Estados Unidos se mantenga, ni en el apoyo a Ucrania, ni como el miembro más importante de la OTAN. No sabemos si ese compromiso seguirá, por cuánto tiempo ni en qué medida. Entonces, esta postura europea es más necesaria que nunca. Pero, repito, es perfectamente posible. No depende del gasto, depende de la voluntad política. Gracias por el tercer fragmento. Aquí tienes la versión editada, cuidando la claridad y manteniendo al máximo el estilo directo y algo coloquial de Maciej Stasiński, con párrafos separados para facilitar la lectura: Aquí Europa – Pasemos ahora a l tercer actor , por decirlo de alguna manera, que es Estados Unidos. Que ahora, como ha dicho antes, se ha escindido de alguna forma del eje occidental. ¿V a a seguir Trump llevando este rumbo o ha sido un conato de valentía para intentar sofocar, de alguna forma, la capacidad europea ? Maciej Stasiński – Yo no habito la cabeza del inquilino de la Casa Blanca. Desde hace mucho tiempo, mucha gente dice que es un personaje impredecible. No sabemos lo que puede hacer, no sabemos por qué hace lo que hace. Lo mismo en temas de aranceles que en cuestiones de guerra, o cuando habla de que a lo mejor Estados Unidos ya no puede, o no debe, seguir en la OTAN... o que hay que dejar que los europeos gasten por su cuenta. Cada cual puede pensar lo que quiera sobre lo que va a hacer Trump, pero yo no me atrevo a decirlo. Si el rumbo actual se mantiene tal cual —es decir, que Trump toma decisiones, o amenaza con tomarlas, de forma caprichosa, yendo de un extremo a otro, dando tumbos, indeciso, movido por arranques de simpatía, odios o caprichos del momento—, entonces eso solo significa una cosa: que Europa tiene que cuidar de sus intereses geoestratégicos y democráticos por sí sola, con más fuerza que nunca. Si este rumbo se clarifica, si Donald Trump recapacita y reconduce a Estados Unidos por el camino del papel tradicional que ha tenido desde la posguerra en Europa, entonces, tanto mejor. Pero no me atrevo a lanzar hipótesis sobre lo que va a pasar. Lo que sí animo es a que todo político democrático, todo intelectual democrático, y todo ciudadano europeo se comporte como si eso no fuera a cambiar. O sea, hay que tomar la realidad tal como es y coger el toro por los cuernos, sin confiar en que, a lo mejor, Donald Trump va a cambiar, recapacitar o rectificar. No lo sabemos. Y es mejor no pensar en ello. Es posible, sí, sería muy favorable, pero hay que actuar como si no fuera a ocurrir. Aquí Europa – Cuando acabe la guerra —entendiendo que acabará—, o cuando l a situación cese, ¿cree que la Unión Europea debería adherir a Ucrania en su territorio político? Maciej Stasiński – Yo creo que la Unión Europea —y en esto estoy de acuerdo con muchos que lo vienen comentando desde hace meses— debería ya invitar oficialmente a Ucrania a formar parte de la Unión. Debería trazarse una hoja de ruta. Más o menos sabemos lo que eso significa: mantener y salvaguardar las normas de la democracia liberal y demás requisitos. Pero, en mi opinión, la invitación debería producirse ya. En este punto, estoy muy de acuerdo con Timothy Garton Ash, que lo está defendiendo desde hace mucho tiempo en las páginas de los periódicos más importantes del mundo.

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