Los ministros de Sanidad de la UE piden medidas para prevenir las enfermedades cardiovasculares

El Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumo (EPSCO), centrado en Salud, aprobó este martes unas conclusiones para mejorar la salud cardiovascular en la Unión Europea, en las que se destaca la necesidad de prestar especial atención a las medidas preventivas, garantizar la igualdad de acceso a la atención sanitaria cardiovascular y adoptar políticas globales para reducir la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares. Las conclusiones aprobadas se basan en los debates de la reunión informal de los ministros de Sanidad de la UE celebrada en Budapest el pasado 24 de julio. Las enfermedades cardiovasculares (ECV), una de las principales prioridades de la Presidencia húngara, representan aproximadamente un tercio de todas las muertes en la UE y contribuyen significativamente a la morbilidad, la discapacidad y al impacto económico, afectando tanto a los sistemas de salud como a la productividad laboral. Péter Takács, Secretario de Estado de Salud de Hungría, subrayó que la detección temprana y un mejor acceso al tratamiento son fundamentales para reducir el impacto de las ECV. Además, destacó que el texto aprobado refleja el compromiso de los ministros para mejorar la salud cardiovascular en toda la UE. En este sentido, los ministros hicieron un llamado a prestar mayor atención a las medidas preventivas, como mejorar la alfabetización en salud, promover la concienciación sobre la salud cardiovascular y desalentar los estilos de vida poco saludables, como el consumo de tabaco, alcohol en exceso y una dieta poco saludable. Las conclusiones instan a los Estados miembros a adoptar o actualizar las medidas relacionadas con la salud cardiovascular (CVH), adaptándolas al contexto nacional y garantizando la participación de todos los actores relevantes. Entre las medidas propuestas se incluyen políticas de promoción de la salud y prevención primaria, así como la mejora de la alfabetización en salud de la población, abordando determinantes sociales como el estatus socioeconómico, el género y la edad. Además, se subrayó la importancia de integrar programas educativos en escuelas, lugares de trabajo y comunidades para concienciar sobre la salud cardiovascular y el impacto de los hábitos de vida. El Consejo también destacó la necesidad de reforzar la prevención secundaria mediante controles cardiovasculares basados en evidencia, que incluyan detección temprana y diagnóstico preciso, así como la implementación de medidas para reducir factores de riesgo nutricionales como el consumo de sal, grasas saturadas y azúcares. Asimismo, se hizo un llamado para mejorar el acceso a la atención cardiovascular mediante la adopción de tecnologías innovadoras y soluciones de telemedicina, así como la expansión de programas de rehabilitación cardiovascular y neurorehabilitación. En términos de prevención de enfermedades, se resaltó la importancia de adoptar intervenciones dirigidas a reducir el consumo de alcohol, tabaco y otros productos relacionados. También se hizo hincapié en la necesidad de implementar políticas medioambientales que favorezcan la salud cardiovascular, como la reducción de la contaminación y el impacto del cambio climático. Igualmente, se promovió el fomento de la investigación para comprender mejor los mecanismos que afectan la salud cardiovascular y desarrollar respuestas más efectivas en salud pública, además de apoyar el fortalecimiento de los registros de enfermedades cardiovasculares en la UE. Finalmente, se destacó la necesidad de promover hábitos saludables desde la infancia, impulsando políticas que reduzcan el consumo de sal, azúcar y grasas saturadas, y fomenten la actividad física para prevenir el sedentarismo. En relación con la Comisión Europea, se le instó a implementar programas como la reducción de sal, fomentar la investigación en salud digital y evaluar las propuestas legislativas para abordar los determinantes de la salud relacionados con el consumo de tabaco, alcohol y otros productos.

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