Llegó la hora de votar el 9 de junio en las elecciones europeas y conviene hacer una reflexión sobre lo que está en juego en estos comicios. En primer lugar, es evidente que la composición de la Eurocámara los próximos cinco años puede condicionar una buena parte de las políticas que a través de las leyes rigen nuestras vidas. Nada de lo que se legisla en Bruselas no es ajeno por muy lejos que parezca que están las instituciones europeas. Y si no basta con echar un vistazo a las directivas aprobadas esta pasada legislatura: nueva política agrícola, pacto de asilo y migración, Inteligencia Artificial, cargadores universales y un larguísimo etcétera de cuestiones que nos afectan en el día a día y que no se deciden ni en nuestro ayuntamiento, ni en nuestra Comunidad Autónoma, ni en nuestro país. Cedimos soberanía de forma voluntaria para ser parte de la Unión Europea y eso supone un plus de responsabilidad a la hora de elegir a nuestros representantes en ella.Llegó la hora de votar el 9 de junio en las elecciones europeas y conviene hacer una reflexión sobre lo que está en juego en estos comicios. En primer lugar, es evidente que la composición de la Eurocámara los próximos cinco años puede condicionar una buena parte de las políticas que a través de las leyes rigen nuestras vidas. Nada de lo que se legisla en Bruselas no es ajeno por muy lejos que parezca que están las instituciones europeas. Y si no basta con echar un vistazo a las directivas aprobadas esta pasada legislatura: nueva política agrícola, pacto de asilo y migración, Inteligencia Artificial, cargadores universales y un larguísimo etcétera de cuestiones que nos afectan en el día a día y que no se deciden ni en nuestro ayuntamiento, ni en nuestra Comunidad Autónoma, ni en nuestro país. Cedimos soberanía de forma voluntaria para ser parte de la Unión Europea y eso supone un plus de responsabilidad a la hora de elegir a nuestros representantes en ella.