La medida también repercute a varios aperitivos salados, salsas, sopas listas para consumir y ciertos alimentos cárnicos, como salchichas y tocino. Esta decisión se ha llevado a cabo tras un estudio realizado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que ha concluido que el consumo de algunos de los aditivos que se usan para la elaboración de las patatas fritas con sabor a jamón tienen una gran probabilidad de elevar el riesgo de contraer enfermedades graves, como el cáncer. Todos estos aditivos, son generados mediante el pirólisis de la madera y podrían dañar gravemente el material genético de las personas. Por ello, la Comisión Europea, junto con los representantes de los Estados miembros, ha decidido no renovar la autorización de estos aditivos. El informe ha dado lugar a una norma que entrará en vigor a partir de la primavera de 2025. Eso sí, los fabricantes contarán con cinco años de plazo para sustituir estos aditivos por otros que sean seguros para el consumo. Se prevé que para 2030 ya no será posible comprar este tipo de productos en las tiendas habituales. Aunque lo más seguro es que los fabricantes consigan sustituir estos peligrosos aditivos por otros que no alteren en exceso la calidad del producto.
