En 2004, el profesor de la Universidad de Harvard, Joseph Nye, escribió su famoso libro “Soft Power: The means to sucess in world politics”. Acuñaba el término “Poder blando” para describir la capacidad de un actor político, como por ejemplo un Estado, para incidir en las acciones o intereses de otros actores valiéndose de medios culturales e ideológicos, con el complemento de medios diplomáticos. Desde entonces su concepto ha sido ampliamente utilizado como forma de diferenciar el poder sutil de la cultura o de las ideas, frente a formas más coercitivas de ejercer presión, también llamadas poder duro, como por ejemplo la acción militar, o como las presiones y condicionamientos de tipo económico. Si existe una organización institucional que se ajusta más desde su origen y fundación al Poder blando, esa es la Unión Europea. Nacida para poner fin al drama de las guerras mundiales en Europa, la UE representa un conjunto de valores y principios basados en la defensa de los derechos humanos, de las libertades y de la democracia.