Histórico triunfo de la ultraderecha en Austria

El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), de extrema derecha, logró ayer una victoria histórica en Austria, con alrededor del 29% de los votos, siendo la primera vez que encabeza una votación nacional. Este resultado representa un aumento significativo de 13 puntos respecto a los comicios de 2019. Liderado por Herbert Kickl, el FPÖ centró su campaña en temas como la inmigración, la inflación y el descontento con las medidas del gobierno, lo que resonó entre los votantes en un contexto de creciente apoyo a la ultraderecha en Europa. Sin embargo, a pesar de ser el partido más votado, el FPÖ no tiene garantizado el poder, ya que los otros partidos principales, como el Partido Popular Austriaco (ÖVP) y los socialdemócratas (SPÖ), han expresado su rechazo a formar una coalición con ellos. Esto podría dar lugar a un escenario de bloqueo o una coalición entre otras fuerzas políticas, excluyendo a la extrema derecha. Este triunfo del FPÖ sigue la tendencia del auge de movimientos ultraderechistas en Europa, similar a lo que ha sucedido recientemente en países como Alemania y los Países Bajos. Este resultado histórico supone también un severo correctivo para los dos actuales partidos de gobierno. Los conservadores de ÖVP, del canciller federal Karl Nehammer, se quedan con el 26% de los votos y pierden más de 11 puntos. Mientras, sus socios menores, los verdes, obtienen un 8% de los sufragios y pierden más de cinco puntos. Conservadores y verdes se despiden así de la mayoría parlamentaria, con lo que el país, estancado económicamente y con un creciente descontento ciudadano, se ve abocado a formar gobiernodiferente. Los socialdemócratas del SPÖ han quedado en tercer lugar con un 21% de los votos, su peor resultado de la historia en unas elecciones legislativas. En cuarta posición quedan los liberales de NEOS, con el 9% de los votos. Estos podrían convertirse en la clave para formar un gobierno que deje fuera a la ultraderecha de Kickl. Ninguno de los partidos con representación parlamentaria se muestra dispuesto a pactar con el líder del FPÖ por rechazar de frente sus posiciones antimigratorias, euroescépticas y cercanas a la “democracia iliberal” erigida por Víktor Orbán en la vecina Hungría. La victoria del FPÖ es la expresión del descontento social existente en importantes capas de la población austriaca, con una economía en recesión desde hace más de un año y unas perspectivas no especialmente halagüeñas. El partido de Herbert Kickl ha sabido capitalizar ese malestar y convertirse en primera fuerza por primera vez.

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