i hay una asignatura que se le atraganta a la Unión Europea en este siglo XXI, esa es la cuestión de la migración. Llevamos avergonzándonos y siendo la vergüenza del mundo desde que los cayucos y las pateras muestran el peor rostro del bunker de privilegios europeos, permitiendo la trágica muerte de niños, mujeres y hombres en el Mediterráneo. La guerra de Siria aun mostró más nuestros demonios internos de la insolidaridad y desde entonces, las instituciones europeas han intentado dar respuesta la llamada desesperada de cientos de miles de seres humanos que ven en la Unión la tierra prometida de prosperidad, libertad y respecto de los Derechos Humanos. Ahora que termina la legislatura 20219-2024, casi en tiempo de descuento, Bruselas ha aprobado el nuevo pacto de asilo y migración con un amplio paquete legislativo que resuelve muchos de los temas fundamentales, pero sigue dejando pendiente cuestiones básicas. Un paso, necesario, pero no suficiente.