JOE: “EN EUROPA NOS FALTA UN POCO MÁS DE UNIÓN Y UN POCO MÁS DE VALENTÍA”

Joe, músico y director de marketing de empresas como Live Nation Entertainment, Ticketmaster y Hard Rock Café, responde a las preguntas formuladas en el programa de Canal Europa “Europa a Juicio”. Durante la entrevista ha hablado de la música europea, su pasado en América y su sentimiento hacia la Unión Europea. CANAL EUROPA.- ¿Qué significa para usted Europa? No existiría la música sin Europa ni Europa sin la música, por lo que, ¿para usted que es Europa?

JOE.- Yo me siento súper europeo. Español y europeo. Cuando fue la final del Mundial, me surgió el debate de con quién ir, porque soy europeo y debería ir con Francia, pero también soy latino y tendemos hacia Argentina.

Entonces, tuve ese pensamiento y casi por obligación dije, tengo que ir con Francia, son mis vecinos, los otros están muy lejos, aunque hablen mi idioma. Además, yo me siento identificado con los valores europeos.

Para mí Europa es ese continente tan especial, tan cultural, porque yo lo valoro desde el punto de vista musical. Por eso me da cierta tirria lo de Eurovisión. Soy un tío que ha ido a hacer documentales sobre música de Noruega, he estudiado el Black metal noruego, la música de Armenia, la música rusa, etc. Entonces, esa riqueza cultural que yo siempre intento magnificar, muchas veces se ve truncada por el Eurofán y ese mundo.

Por eso tengo ese ese amor hacia Europa. Me encanta descubrirla. Creo que hay una falta de información absoluta sobre los países que conforman lo que llamamos Europa. Creo que hay muchos pequeñitos a los que dejamos completamente olvidados. Cada uno a su manera, cada uno con ese punto tan especial. Todos siempre yéndonos al Caribe y tenemos mucho por ver aquí.

C.E.- Y usted, ¿de dónde se siente más? ¿De donde nació, España, de Europa, o ya ha pasado esas fronteras?

JOE.- Soy una persona que curiosamente renegó en el pasado de ser español, porque me crie en Estados Unidos, y por eso lo de Joe, pero yo nací José. Me llamo José, lo que pasa es que a mis padres les trasladaron a Nueva York cuando yo tenía 7-8 años, y claro, yo empezaba un poco a entender a qué jugar, empezaba a descubrir la música y en el cole ya me dijeron, tú no eres José, tú eres Joe, porque me tradujeron. Y ya me quedé con Joe y crecí como un niño americano. Crecí con la MTV y con los con los vídeos de Van Halen y la guitarra eléctrica y cuando volví a España, 6 años después, yo quería ser un niño americano.

Sin embargo, a lo largo de los años me he ido enamorando, reconvirtiendo en lo que soy, porque yo nací en Madrid y ahora mismo me siento español cien por cien. Me encanta ser madrileño y español, me encanta ir contándolo, me encanta exportar nuestra alegría, nuestra forma de ser, nuestras ganas de vivir, el por qué vivimos tantos años y me encanta también decir que soy europeo.

Además, me encanta hablarle a la gente sobre la influencia política de la música clásica alemana. Wagner, por ejemplo, Hitler era su admirador y me encantan estas historias. Me gusta defender la riqueza cultural de la diversidad de Europa y creo que hay una falta de información absoluta.

C.E.- ¿Qué es lo que usted le pediría a Europa en estos momentos o qué cree que le falta al proyecto europeo?

JOE.- Nos falta seguir insistiendo que en Europa ahora mismo hay una guerra. Nos falta un poco más de Unión y un poco más de valentía, quizá. No soy de mojarme políticamente, pero sí que he visto un poco una falta de coraje por nuestra parte. He sentido que incluso ha habido momentos en los que había amenazas a países del otro lado y el resto de Europa lo ha dejado de lado.

Además, creo que nosotros nos metimos en Europa buscando, aparte de leyes de comercio, las leyes de aduanas y de seguridad porque, cuanto más grande seas, mejor podrás combatir. Ya hemos visto que de vez en cuando hay gente a la que se le va la olla y sin venir a cuento, te puede montar un lío enorme.

C.E.- Usted tiene la clave del éxito de la producción musical, ¿cuál es?

JOE.- Creo que sobre todo está en la planificación, porque los artistas, hoy en día, se basan en el talento y en el sacrificio, pero, un sacrificio mal llevado, o un talento mal conducido, no va a ningún lado. Para mí la clave es la planificación, y cada día veo errores bastante simples que se hubiesen corregido si la gente se apuntase con boli y papel ciertas cosas.

Es como querer vender máquinas quitanieves en Cádiz. Los artistas tienen que intentar entender el mercado, el ecosistema que es el mercado y lo que el mundo de la industria en la producción musical está demandando.

Obviamente, si nos ponemos en plan genérico, la música latina, urbana, el reggaetón, es lo que se está llevando ahora. Entonces, si quieres tener mucho éxito, quizás deberías seguir hacia ese camino. Si te interesan más otros nichos u otras zonas, tienes que comprender que vas a competir en un mercado menor, en otra división, porque el mercado es el que está diciéndote lo que quiere.

Todo el mundo se basa en el 50% talento y 50% sacrificio. El sacrificio es muy importante y el talento hay que explotarlo de una manera interesante, pero la planificación, el saber hacia dónde me dirijo o por qué carretera voy a ir es la clave, y eso curiosamente se está dejando atrás.

C.E.- Si usted tuviera que decir cómo está en estos momentos el termómetro de la calidad de la producción musical y, sobre todo, del peso del talento musical, ¿en España como estamos?

JOE.- Siempre he sido muy crítico con la calidad y casi siempre tiendo a decir que se encuentra en un estado bastante malo. La tecnología curiosamente ha avanzado mucho, pero el oído ha ido hacia atrás. Cada vez escuchamos la música en peores condiciones y más comprimida.

Hemos convertido la música en algo muy distinto a lo que era. Tanto es así que las canciones empiezan a ser ya de 15 segundos porque es lo que dura una historia y muchas de ellas están empezando a acelerar, curiosamente, los ritmos, incluso con esas voces de pitufo para que encajen en los vídeos.

La música ha cambiado hasta tal punto que han cambiado hasta las formas de monetizarla, porque tú monetizas en Spotify a partir de los 30 segundos de escucha. Por lo que, si no escuchas 30 segundos, esa canción no va a generar nada. Entonces, sí soy compositor, lo que voy a intentar es empezar por el estribillo y ya no hay un desarrollo de una estrofa, ya no es el concepto romántico del nudo, el desenlace, la trama.

También se está desmembrando un poco lo maravilloso que era el concepto del disco, que a mí siempre me ha llamado la atención, porque ahora vendemos los capítulos de un libro de uno en uno. No tienen coherencia dentro de una hoja. Eso es una realidad a la que hay que adaptarse. No vengo aquí de abuelo cebolleta, a hablar de que lo de antes era mejor, pero nos está invadiendo un poco la mediocridad, el corto plazo y los productos de consumo ultra rápidos.

La clave de la buena música frente la mala es el tiempo. El tiempo es el que decide qué canciones perduran a lo largo de la historia. Cinco años después, muchas de las canciones que hoy escuchamos en la radio, nadie se acordará de ellas. ¿Por qué? Porque se crearon para eso, para llegar a ser canción del verano o para entrar en la lista de novedades de los viernes.

C.E.- A usted ¿qué le divierte, con que disfruta de todo lo que ha hecho? Es decir, después de tanto talento, tanta producción, etc. ¿Qué le gusta de verdad?

JOE.- En abril cumplo 49 años y 30 de ellos me he dedicado a la música. La he tocado, la he producido, la he cuidado, la he vendido, la he remezclado, la he odiado, todo lo que se puede hacer con algo lo he hecho, y lo que más disfruto al final, es escuchar.

Además, lo que más disfruto es, en esta ciudad maravillosa que tengo, irme andando desde casa a muchas de las tiendas de vinilos que aún quedan y rebuscar, el concepto ese de la música tangible, de tocar, y luego de llegar a casa, abrirme un vino, colocar el vinilo, porque necesito la pausa de cuando pones la aguja en el vinilo, ya que sólo por pereza lo vas a dejar y te obligas un poco a escuchar. Creo que cuando la gente saca un disco le debemos cierto respeto. No quiero escucharme una sola canción, su single, quiero valorarlo como obra.