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¿QUÉ FUE EL BREXIT? El Brexit (abreviatura de British Exit) fue la decisión del Reino Unido de salir de la Unión Europea (UE) tras un referéndum celebrado el 23 de junio de 2016. El sentimiento generalizado de los británicos coincidía en que la Unión limitaba su soberanía al imponer leyes y regulaciones que afectaban directamente a todos los Estados miembros, incluida la legislación comercial, económica y judicial. Además, la libre circulación de personas dentro de la UE permitió que ciudadanos de otros países europeos se mudaran al Reino Unido sin necesidad de visado, lo que incrementó la inmigración, especialmente de países del este de Europa. Parte de la población británica consideraba que esto estaba presionando los servicios públicos y el mercado laboral. Otra cuestión que preocupaba y molestaba a los británicos es que el Reino Unido era uno de los contribuyentes netos al presupuesto de la UE, lo que significaba que aportaba más dinero del que recibía. El deseo de reducir o eliminar estas contribuciones fue otro de los argumentos clave de los defensores del Brexit, quienes argumentaban que esos recursos podrían destinarse a mejorar servicios nacionales. Por otro lado, los británicos tenían mala opinión de la burocracia de la UE, a la consideraban lenta en la toma de decisiones y poco transparente. Esto generó un creciente euroescepticismo en el Reino Unido, especialmente en sectores conservadores y de derecha. La identidad nacional era otro punto que se sumó a los argumentos para los que quería salirse del Club europeo. Algunos británicos sentían que la pertenencia a la UE diluía la identidad nacional británica y su sentido de independencia, algo que influyó en la postura de ciertos grupos y partidos políticos. Con un 52% de votantes que optó por salir, por el 48% restante que votó por permanecer, el Reino Unido salió de la UE oficialmente el 31 de enero de 2020, tras firmar un acuerdo que cubría temas clave como la frontera con Irlanda, los derechos de los ciudadanos y el período de transición. PERIODO DE TRANSICIÓN Aunque el Reino Unido salió formalmente de la UE en enero de 2020, hubo un período de transición hasta el 31 de diciembre de 2020, durante el cual siguió aplicando las leyes de la UE mientras negociaba un acuerdo comercial. En diciembre de 2020, se firmó un acuerdo de libre comercio entre el Reino Unido y la UE, evitando así un Brexit "duro" sin acuerdo. El Brexit trajo consigo varios desafíos, como la disrupción en el comercio entre el Reino Unido y la UE, nuevos controles aduaneros, problemas logísticos, y la incertidumbre sobre el futuro de Escocia (que votó mayoritariamente por permanecer en la UE) y su posible demanda de independencia. A día de hoy, las repercusiones económicas y políticas del Brexit continúan siendo un tema de debate. QUÉ QUIERE STARMER El nuevo primer ministro del partido Laborsita, Keir Starmer, acabó con 14 años de hegemonía conservadora y, desde el primer momento, ha querido afrontar sus relaciones con la Unión Europea desde el diálogo y las pretensiones de reconducción. Por ahora el contacto no es sino asintótico, muy simbólico, con reuniones que han estado centradas en definir el tono que mantendrán en sus negociaciones y las intenciones con que abordan el reinicio de la correspondencia. Sin todavía precisar lo que el Reino Unido quiere de Europa y lo que está dispuesto a dar a cambio, parece que quien votara a favor de permanecer en la UE en 2016 tiene verdaderas esperanzas puestas en la cooperación. Pero ¿por qué? Con el periódico del día después, la votación del Brexit los efectos visibles en materia migratoria, se pueden interpretar con más claridad, y puede firmarse que las consecuencias no son las que los políticos conservadores auguraron. Prometieron amenizar la inyección de inmigrantes que influían tanto en la seguridad como en la actividad económica orgánica de los habitantes británicos. Pero nada más lejos de la realidad, los flujos de migrantes han aumentado, con cifras récord de migración neta superiores a las 600.000 personas en 2022 y en 2023. La escasez de trabajadores en sectores claves es hoy más grave que nunca, debido al nuevo sistema de migración por puntos y restricciones a migrantes del propio territorio de la UE. Ámbitos laborales como la logístico o la distribución de productos básicos ha sufrido un tremendo menoscabo, imposibilitando el crecimiento económico y dificultando la satisfacción de las necesidades de los británicos. La UE, más allá de lo que pudieran intuir vagamente los gobiernos conservadores, era un censor magnífico que proporcionaba control, prevención y sanción al tráfico de migrantes. Su escisión generó un desborde sin precedentes en los sistemas de protección a refugiados Con todo, según las últimas encuestas, parece que los votantes del Brexit han resignado su antigua sentencia y creen que la colaboración con Europa puede ayudarles a volver a su situación, si bien es cierto, que las contribuciones económicas que aportaban a la Unión estaban, en esos momentos, disparadas. Desde el inicio de las negociaciones en Downing Street, Starmer expresó que las iniciativas para acabar con las políticas e Sunak eran reales. Anunció sin titubeos el fin de uno de los planes impulsado por el político de origen indio, que pretendía reconducir a los migrantes en situación irregular de Ruanda. Sea como fuere, más allá de la cuestión migratoria, que no es en muchos casos más que el acicate con el que avivar el ánimo de los electores, el desasirse de la Unión Europea limita gran parte de los derechos de los británicos. Starmer, quiere volver a ser parte –aunque no oficial– de la Unión y ampliar, tras las reducciones que supuso el Brexit, los derechos y libertades de su pueblo más allá de las fronteras del Reino Unido.

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