Hace un año, los Estados miembros acordaron el reparto de 160.000 refugiados para aliviar la carga de los países del sur. Doce meses después apenas se ha cumplido el 3%. La crisis ha abierto una brecha entre el oeste y el este de la UE, que se niega a recibir a las personas que huyen de la guerra. La ultraderecha ha encontrado el resorte perfecto para un ascenso electoral que medirá sus proporciones reales en 2017.
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